¿Conoces la diferencia entre las palabras homónimas y las polisémicas? Se trata de una de las dudas más comunes entre estudiantes de español. Por ello, desde el Centro Universitario CIESE Comillas-Fundación Comillas te explicamos en qué consisten ambos términos y te damos algunos ejemplos. Esta información te resultará de gran utilidad tanto si estás aprendiendo español como si eres profesor de Español como Lengua Extranjera (ELE).
Para empezar, una palabra polisémica es aquella que tiene varios significados, es decir, una palabra polisémica tiene un único significante o forma y diversos significados.
Por el contrario, las palabras homónimas son aquellas que en el pasado tuvieron diferente forma, diferente significado y diferente etimología. Sin embargo, por la evolución de la lengua, estas han terminado teniendo una forma idéntica o muy parecida.
¿Cómo podemos diferenciarlas? Para poder determinar si una palabra es polisémica u homónima debemos estudiar tres aspectos fundamentales: cómo se escribe, su categoría gramatical y su origen.
Las palabras polisémicas
En el caso de las palabras polisémicas, estas se escriben exactamente igual ya que tienen el mismo origen etimológico. Además, su categoría gramatical es la misma. Es por ello que aparecen en la misma entrada del diccionario.
Un ejemplo de polisemia es la palabra cabo, que tiene un total de 22 significados, según la Real Academia de la lengua Española (RAE). A pesar de sus diferentes usos, su origen etimológico es el mismo: procede de la palabra latina ‘caput’.
Las palabras homónimas
Por su parte, las palabras homónimas no siempre se escriben igual. A raíz de este hecho debemos dividirlas en dos categorías: palabras homógrafas –aquellas que se pronuncian y escriben de la misma manera- y palabras homófonas –aquellas que se pronuncian igual pero se escriben diferente-. Uno de los ejemplos más claros de homofonía lo podemos ver en las palabras vaca (“hembra del toro”) y baca (“soporte en el techo de un vehículo”).
Si nos dirigimos al diccionario de la RAE nos encontramos con que, además de escribirse diferente, su origen tampoco coincide: vaca procede de la palabra latina ‘vacca’ mientras que baca deriva del término francés ‘bâche’, que a su vez proviene del galo (‘bascanda’).
Pero ¿qué ocurre con las palabras homógrafas? Estas generan un mayor grado de dificultad entre los estudiantes de español ya que se escriben y pronuncian igual. A pesar de ello, al contrario de lo que ocurre en la polisemia, su categoría gramatical no siempre coincide y su origen es distinto. Por lo tanto, cada palabra tendrá una entrada diferente en el diccionario.
Para comprenderlo mejor estudiaremos varios ejemplos de palabras homónimas y homógrafas.
Las más fáciles de diferenciar son aquellas con categorías gramaticales diferentes, véase: vino (bebida alcohólica que se hace del zumo de las uvas exprimido y cocido naturalmente por la fermentación) y vino (pretérito perfecto simple del verbo venir).
No obstante, también nos podemos encontrar con palabras homónimas que, además de escribirse y pronunciarse igual, tienen la misma categoría gramatical. Este es el caso de las palabras pila (“montón o cúmulo que se hace poniendo una sobre otra las piezas o porciones de que consta algo”) y pila (“pieza grande de piedra o de otra materia, cóncava y profunda, donde cae o se echa el agua para varios usos). Si acudimos al diccionario veremos que su origen es distinto y que, por tanto, son diferentes palabras.
Trucos para diferenciarlas
Desde el Centro Universitario CIESE-Fundación Comillas te recomendamos fijarte en dos aspectos fundamentales para saber si te encuentras frente a un caso de polisemia o frente a uno de homonimia: el origen de la palabra y su categoría gramatical. Una vez comprendidas las diferencias entre ambos supuestos, estamos seguros de que te resultará mucho más sencillo distinguirlas.
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