Los alumnos del Grado en Estudios Hispánicos del CIESE-Fundación Comillas han asistido a la conferencia “Una poeta en el aula, Matilde Camus: vida y obra” en la voz de su hija Matilde Guisández Camus.
Una conferencia muy emotiva en la que la hija de la escritora hizo un recorrido por la vida y obra de la conocida poeta cántabra, desde su niñez hasta el final de sus días. Una vez finalizada la exposición los alumnos realizaron numerosas preguntas y agradecieron a la ponente su intervención. “Has llenado de energía y positividad el aula, y todo ello desde un punto de vista nostálgico” manifestó una de las alumnas.
Matilde Camus (1919-2012) nació en Monte, pero pronto se instalaría en Santander, en la calle Cuesta de la Atalaya nº 3. Su madre Matilde Camus del Villar, procedente de Cueto, murió con 21 años, tan solo 28 días después del nacimiento prematuro de su hija. Este hecho marcó desde pequeña a la poeta y así lo refleja en su obra, ya que sería el ama de llaves de la casa, Alfonsa del Molino Orquedique, quien se haría cargo de ella. Su padre siempre estuvo presente, y su relación con él siempre fue muy profunda. De hecho, fue a él a quien dedicó su primer poema con tan solo 9 años. Su padre pasaba mucho tiempo en el trabajo para mantener a la familia, como mancebo en una farmacia, por lo que tenía que realizar guardias nocturnas muy a menudo. “Mi madre me contaba cómo siendo una niña observaba desde el mirador de la casa, con la luz apagada, otras casas iluminadas, otras vidas, con sus escenas familiares, mientras ella sentía esa sensación de nostalgia que la acompañó siempre”, explica su hija durante la conferencia.
MATILDE CAMUS: LA POESÍA COMO TERAPIA
Estas experiencias vitales marcaron enormemente la obra de Matilde Camus, y así lo plasmaba en sus escritos. “La poesía fue para mi madre una terapia impresionante” afirma su hija.
De vocación temprana y revelación tardía, no publicaría su primera obra hasta 1969 bajo el título de “Voces”. Aun así, durante su vida como escritora publicó más de treinta libros de poemas y se convirtió en una de las escritoras más reconocidas de Cantabria. Participó activamente en la vida cultural de Santander a través del Ateneo, cuya sección de Literatura presidió durante años. Publicó una decena de ensayos en los que analizó la historia de Cantabria y sus gentes, además de escribir numerosos artículos el diario Alerta, El Diario Montañés, en La Gaceta del Norte, en la Hoja de Castro, así como para medios internacionales como el Orizzonte di Gloria de Nápoles, el Galia-Hispania francés o en La Montaña de México.
Hemos aprovechado su visita al CIESE-Fundación Comillas para entrevistar a la hija de la poeta cántabra.
Su madre se quedó huérfana con apenas un mes de vida. ¿Cómo afectó esa pérdida a su poesía?
Afectó a su forma de vivir y a su forma de escribir y mucho. Ella nunca dejó de sentirse huérfana, fue un sentimiento que le acompañó toda la vida. A pesar de tener un matrimonio feliz, convertirse en madre y estar rodeada de muchos amigos, ella siempre añoró a su madre. Esto le hizo ser hipersensible y tener una sensibilidad especial para todo lo que la rodeaba.
El ama de llaves de la casa fue la encargada de “suplir” el papel de la figura materna. ¿Habla de ella en su obra?
La figura de esta mujer no aparece. Es verdad, que hasta su muerte se refería a ella como mamá. Una vez fallece comienza a referirse a ella como la “viejina” que me crio, y su madre es su madre. Creo que en el fondo durante todo el tiempo que la llamó mamá, sentía que era una traición hacia su propia madre. Así que efectivamente, aunque se portó muy bien con ella, nunca suplió a su madre.
La vocación de su madre fue de nacimiento, pero sin embargo hasta bien entrada la edad adulta, en el año 1969, no publicó Voces, su primera hora ¿A qué se debió esta tardanza a la hora de publicar su primer poemario?
La época. Mi madre siempre escribió, para ella fue una terapia para no sentirse sola. Siempre leyó y escribió, pero no pudo estudiar en la universidad, Filosofía y letras que es lo que hubiera deseado porque su padre no se lo permitió. Pronto se casó y se dedicó a tener hijos, pero nunca dejó de escribir. Cuando fallece su padre, en el año 65, y nosotros nos empezamos a ir de casa, esto hace que mi madre cayese en una pequeña depresión. Mi padre la saca de ella animándola a sacar sus escritos y a participar en grupos literarios donde ella pudiera expresarse. A partir de ahí empieza a sacar lo escrito y a publicar. Aunque empieza con 50 años publica 34 libros de poesía, 10 de libros de investigación, además de artículos semanales, mensuales, ponencias… En definitiva, la época, hoy en día las mujeres de la época aún no están empoderadas, y en la época de mi madre aún menos.
Seguramente sea una pregunta difícil de contestar…, pero de todas las obras que escribió su madre, ¿con cuál se quedaría?
Efectivamente es muy difícil. Si me tuviera que quedar con alguna diría Corcel en el tiempo. Es un libro en el que ella va como galopando por su vida.
Los escritores suelen tener un ritual de escritura ¿Tenía Matilde Camus alguna costumbre a la hora de ponerse a escribir?
Sí, tenía una cosa que se llamaban las “chocoperlas”, que eran unos redondelitos de chocolate que siempre tenía a mano, y escribía de noche, “exultante de luna” decía de sí misma en sus escritos. Cuando nos acostábamos la familia, ella se ponía con el tecleo de la máquina hasta las cuatro, las cinco, las seis…
“La poesía fue para mi madre una terapia impresionante” afirma Matilde Guisández Camus, hija de la conocida poeta cántabra
El profesor Gerardo Diego tuvo una importante influencia en su madre ¿Qué otras figuras influyeron en su obra?
Le gusta mucho Miguel Hernández, Antonio Machado, Octavio Paz… era muy amiga de Dámaso Alonso y de Gamallo Fierros. Ella leía todo, pero digamos que esas personas influyeron más, así como muchos otros, como por ejemplo con José María de Cossío, a quien visita todos los meses en La Casona de Tudanca. Ella era una persona a la que le gustaba la gente, le gustaba mucho aprender.
¿Cómo era su madre en su día a día, en la intimidad?
Era una mujer alegre que luchaba por estar bien. No se dejaba entristecer. Era una mujer positiva. Recordaba con melancolía, una ida y vuelta de la tristeza al optimismo y la alegría. La definiría como una mujer optimista, positiva, generosa. La palabra dada, eso la define perfectamente, el respeto a la palabra dada.
¿Usted ha seguido o piensa seguir su trayectoria literaria?
Me preguntan muchas veces por ello. A mí me encanta la vida, el arte, la belleza… pero yo sobre todo soy madre, y he querido ser la madre que yo no tuve. Ya que la mía fue una maravilla hasta que tuve 16 años, que prácticamente desapareció, porque el arte lleva mucho tiempo cuando se hace bien y mi madre lo quería hacer bien. Y yo quiero ser la madre y la abuela presente. He escrito novelas, obras de teatro…, pero me gusta dedicar mi tiempo a mis hijos y nietos.
Una vez finalizada la conferencia Matilde Guisández Camus firmó los ejemplares VIVIR…AMAR…SENTIR (Antología Centenario 2020) que pasarán a formar parte del catálogo de la Biblioteca de la Fundación Comillas.
SOBRE LA FUNDACIÓN COMILLAS
La Fundación Comillas nace con la vocación de convertirse en una institución de referencia internacional en la formación, investigación y difusión de la lengua española y la cultura hispánica.
Entre los objetivos estratégicos de esta institución está el desarrollo territorial, económico y cultural de Cantabria, la investigación e innovación en español, así como la enseñanza de este en su Centro de Estudios de Estudios Superiores del Español (CIESE) y la difusión internacional, mediante proyectos de cooperación y el intercambio de experiencias culturales, académicas, científicas, profesionales y emprendedoras en español.